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Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil doscientas espinas.

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lunes, 6 de agosto de 2012

Querido desconocido [..

..], hay tantas cosas que me hubiera gustado compartir contigo.. Hay tantos momentos perdidos, tanto tiempo malgastado.. Me hubiera gustado que lo que veía en otros también estuviera en nosotros. Ahora mismo podría estar tendida en tus brazos, abrazándote y besándote, mostrándote mis ganas por quererte, llorándote tanto que duela.. Hasta que un día veo que mi Querido conocido no era tan querido ni conocido, que todo cambia cuando eres consciente de los hechos y empiezas a razonar por ti mismo, a revelarte ante una dictadura, a luchar contra lo que quieres para ser una persona, poder cometer tus propios errores y no los de otros. En el fondo nunca has necesitado la golosina de un desconocido.. Ahora veo que eres tú el tendido en una camilla, con una gota en la mejilla y un nudo en la garganta. Me miras. Te miro. Esperas una reacción. Puedo leer el miedo en tus ojos, y, se me hace raro el ver porque le temes tanto a la 'invalidez', a depender de la ayuda de otros, a la supuesta nueva 'inferioridad' que marca tu silla entre nosotros. Te has convertido en el odio de tus ojos, odias lo que eres, pero espero que te acostumbres y que esto te ayude a entender que la superioridad era solo tu espejo de consuelo, que no eres diferente, eres como los doce millones de fallecidos a manos de tu ideología y las siete mil millones de personas que residen en este mundo.

Y es extraño pero, es la primera vez que te veo llorar en 5840 días, aunque siendo tú el desconocido tengo la certeza de que también será la última vez en que te vea hacerlo.

martes, 22 de mayo de 2012

Embaucada Blancanieves



Su color escarlata de viveza aguda, incitaba todo deseo del que la rozaba. Una vez más, su homogenea cutícula de áspera roedura parecía envolver una oculta naturaleza en sí, un enigma en su recóndito interior. La llamaba. Sus ojos imploraban el roce. Atronaba en su mente ese cascabeleo procedente de su interior, similar al seseo que producen las ávidas víboras. La astucia de la manzana tentaba la vista a la niña. Su luciente rubor cegaba la pureza de cada quién la contemplaba. La hacía suya.  Absorbe con afán toda la concentración en ella sobre cualquier cuerpo en la sala. Luz para moscas. Seseos en su mente, lenguas de serpiente. Confusión. Sus inicuos cuchicheos rondan sus pensamientos. Víctimas de la influencia, llevadas  por su apariencia. Tejiendo la red para sus presos, cavando la fosa para sus huesos. Embrollos viscoelásticos inmobilizan sus patas, y, con un movimiento dinámico, la araña abre el opérculo de la fosa esperando la señal para abalanzarse sobre la cena. Zarandea sus patas de excitación. Tentación. Murmullos manipulan sus miembros como si de cuerdas tratasen. Ocho ojos la ven. Una marioneta poseen. Hipnotizada. Alarga la mano. Manzana circular. Retuerce los hilos, cortan sus filos. Seccionan su tenue piel, agudizando la cicatriz. Un bocado. Sabor putrefacto, rancio. Su interior bruno, rebosante de patas y cristales. Aracnofobia. Dientes teñidos, carbunclos en su boca. Pupilas dilatadas. Espejismos. Irracional. El ambiente desprende un potente olor a muerte. Errantes del placer, no les importa el padecer. Miel para abejas.








lunes, 14 de mayo de 2012

Aparentando madurez.

 Vives en tu cuento de hadas, rodeada por campanillas y relojes colgados del cuello de conejos parlantes. Cierras los ojos y tu imaginación cobra vida. Caes a un pozo sin fondo de experiencias nuevas. Una princesa errante sobrevolando aire, tierra y mar, desenvainando espadas al rescate de su príncipe azul. Tú lo inventas, todo está en tu mente, es plastilina, sólo tienes que darle forma. En cambio, el tiempo delata tus fantasías. Te cansas, ves cosas que sólo son capaces de hacer los que tienen más días que tú, lo imitas pero tú quieres hacerlo. Creces, y, quieres aparentar lo que no eres. Quieres ser el ideal de todo, el centro de atención. Quieres despertarte mayor al día siguiente. Hacer todo lo posible por seguir la corriente, te pintas esa inocente y dulce sonrisa de color carmín. Le das ese primer trago a la copa de ron con cola que te ofrecen acompañada de una pequeña calada inofensiva. Una nube de humo tapa ese cielo que antes increíblemente era azul. Te has convertido en la sombra de la moda, vas hallá donde ella vaya, sin importarte porqué método sea. Finalmente, te llevas el primer chaparrón, y detrás de él le acompañan dos nubes negras. 'Quiero retroceder', es lo que leeré en tus labios. Tú antes tenías personalidad, carácter y ahora no lo dejas ver. Te metiste en el papel de otros esclavos, esos que todavía recorren ese ciclo. Y lo más bonito de todo que se perdió la gente, era, tu sonrisa de niña chica. Y así es cómo niños abandonan Nunca Jamás para conducir sus coches por la contaminada seriedad de una ciudad corrupta, política, careciente de risas, recuerdos y esperanzas. La ciudad en la que la niñez nunca se volverá a revivir. Le vendiste tu alma al diablo, la madurez va recoriendo tus venas, mientras extingue las ilusiones que una vez crearon mágia. Qué equivocada estabas. Te robaron la inocencia y tú, aceleraste el proceso. No la supiste apreciar, valorar, vivir. Por suerte no es tu caso, pequeña Blancanieves. Aprovecha mientras puedas. Tienes la oportunidad de ser única entre la copia. De destacar tras años de paciencia a considerar. Tu eres la protagonista de tu historia, no dejes que la acaben otros por tí. SONRÍE. SUEÑA. IMAGINA.


martes, 1 de mayo de 2012

Pequeña Blancanieves

 Ahí estaba, en medio de la inhóspita y sombría maleza, la elegancia del rostro pálido, de sus mejillas de viveza bermellón chillantes, como la tez de la manzana, la nitidez en sus ojos profundos aceitunados salpicados con motitas de color avellana desmedidos, comíanseme los mios con ganas. Ese semblante sano, sin apenas desperfectos, su piel tersa, tan suave como la de un bebé, sus labios carnosos rosados, su cabello descuidado, prolongado y trenzado, ondulado y más rutilante color caramelo que el restallar del mismo sol. Sus chicas rodillas movían con gran soltura el volante de su acogedor abrigo de pieles delicadas. Con desosiego y vertiginosamente empujando con sus chicas manos las cálidas pieles, precipita la pelliza al hediondo y mugriento solado. La cria se queda inerte, examinándome con cierta desconfianza en el rostro. Finalmente, procede a buscar en su chaqueta y saca con una sonrisa una manzana de aspecto homogéneo escarlata de su bolsillo derecho. Con la boca hecha aguas y la tentación en mano, alarga su otra frágil chica glotona garra y ésta la acerca con cierta codicia al índice de su labio inferior, llevándosela en un intento por revelar el efluvio de su interior ante su hocico riguroso y testador. Con una aprobación convincente, portó la poma a su diminuta labial que separó en un gesto de zozobra por rozarla. Con una fuerza voraz, desplaza la cutícula con sus incisivos masticándola con un contento esbozado en sus labios húmedos. Aferra otro pedazo y, como si le fuera la vida en ello, lo acopla a un lado de su boca exprimiendo su sapidez como un mosquito hasta desecarlo completamente y engullirlo por su ligero esófago. Otro bocado, y con él la jugosidad de la manzana se derrama a cantidades por su gentil barbilla. La agarra con auge asegurándose de no dejarla rodar por el fangoso y brumoso solado. Exprime con sus puños gustando cada gota de gloria que caía por su garganta. Aprisionada en sus manos, por cada mordisco que daba a su textura roja la destintaba y un tono similar al de la sangre brotaba en sus mejillas descendiendo rápidamente por su cuello. Su rostro pálido estaba impregnado y pringoso de la sangre de la poma cuando, con un gesto cordial, extendió sus garras empapadas y sangrientas ofreciéndome lo que quedaba de ella, media manzana envenenada de inocencia y buena intención. La llamaban, pequeña Blancanieves, en su país, la más hermosa de las manzanas que pudieras ver.


Fotografía & Edición: Cristina Velasco Prior
Modelo: Ana Belén Prior Cano