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Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil doscientas espinas.

http://www.flickr.com/photos/118634436@N06/sets


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martes, 3 de mayo de 2011

Como un sueño opresivo del que nunca despierto. Un lazo de espinas que forja estrechando mis entrañas tiznando sus quebradizas paredes de tonos rojizos. Difícil se me hacía el respirar con normalidad. El dolor era intenso, mis sentidos yacían inertes a causa de las mortales punzadas que dañaban mi caja de latidos donde antes solo percibía silenciosos vacíos. Estremecía mi cuerpo y helaba cada gota de sangre que corría por mis venas con su hermoso gélido fuego. Crecían las raíces que criaba mi corazón, aumentaba el suplicio que lo exprimía como una carnosa granada derramando rojos teñidos entre sus manos. Rabiaba de angustia, me tragaba la congoja con sus bellos afilados colmillos. Su atractiva e indomable vista penetraba en mis cansados ojos matándolos de recelo. Ese profundo dolor, ah.. cuanto más recordaba sus ojos, más agudo era.. Nunca llegué a comprender cómo comenzó a ejercer ese gran poder sobre mí, pero nunca me importó saberlo. Yo solo sabía que ese dolor raramente me empezaba a agradar y no quería que cesase. ¡Oh!, mi deleitosa tortura, bailemos entre las llamas del infierno cogidos de la mano, abrázame hasta fundirme en tus llameantes brazos, seas tú las espinas de la rosa que llevo retorcidas adentro, sea yo la esclava de tu hermosa oscuridad.