English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Widget ofrecido por www.ayudaparamiweb.com

Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil doscientas espinas.

http://www.flickr.com/photos/118634436@N06/sets


Seguidores

jueves, 27 de enero de 2011

Nuestro bosque revive.

Abre muy bien la palma de tu mano y déjala sentir el ligero tacto de las hojas rociadas por el bello crepúsculo neblino de media mañana. ¿Te duele pensar cómo nuestro perfecto jardín de escondites se convirtió en lo que ahora contemplas? Cierra los ojos y sigue tu camino, sin miedo a caerte. Percibe la tierra humedecida con tus pies desnudos, avanza hacía el juego interrumpido sin detenerte. Siente cómo poco a poco tus pies se van hundiendo en aguas rompientes negras escrutando a través de sus penumbras, oyendo miles de penas fluyendo por sus corrientes de la noche, nota sus torrentes viscosos desgarrando tu piel. Respira sus sombrías historias bajo las tibias hojas azabache sobrevolando los cielos teñidos de millones de débiles altas ramas muriendo por gemidos del viento bailando entre susurros tentadores rondando la oscura arboleda del frío siniestro bosque. Susurros que exprimen cada gota de roja vida dentro de tí, te hacen cada vez más débil cuando te susurran lo mucho que te odian, las piernas te fallan, más cuando te van a arrebatar la última gota de tu vida, esperanza hallas en tus ojos cuando un pétalo rojo, lo más vivo de este perdido bosque del olvido se posaba en tu mirada así recordando de qué rosa olvidada procedía. Ahora tu fuerza es tenaz, te levantas y sigues en mi bosque perdido buscando la última rosa muriendo de mis adentros esquivando sus susurros tramposos llenos de dolor, siguiendo tu corazón. Sabes que debería estar cerca, los susurros desvanecen bajo la tierra húmeda que los sembró, cuando señales de vida volvíste a hallar. A salvo duerme ella bajo los pétalos de la última rosa jugueteando rozando su pálida cara rodada de lágrimas congeladas derramadas algún día atrás. Te acercas despacio, ella presencia tu llama interior, te agachas y le rozas la mejilla con la llema de tus dedos. No responde, su cuerpo fue ya víctima de muchas batallas que le dio la vida y ahora no lo siente, solo descansa gélida en su bosque que un día llegó a ser el más hermoso con diferencia. Él la coge de la cabeza y la acuna en su pecho. Tan sólo una lágrima de sus ojos bastó para renacer una rosa roja de entre la maleza sombría. Frotó sus custridos labios y los besó, de ellos salían un fuego abrasador. El tiempo se detuvo y con él el corazón de la chica ardió de entre sus trozos de hielo. Con timidez, le devolvió el beso, de ellos fluían un tremendo delirio por el chico. Abrieron los ojos, todo era tan distinto hasta hace unos segundos... Nuestro bosque revivía, de él florecía una nueva vida, los torrentes de lágrimas negras ahora son la sed cristalina que sentimos del uno por el otro, los brazos rasgantes del cielo son más que troncos pesados acompañados de hermosa hiedra trepando por sus copas. Las voces demoníacas ahora son vientos que rozan nuestros más sentimientos con cosas bonitas. Y nuestro pétalo, nuestro pétalo vaga en nuestro corazón porque, ahora nuestros corazones son uno. Mitad y mitad se unieron recobrando así nuestro antiguo bosque que las penumbras congelaron. Ahora somos uno y continuaremos el juego que una vez interrumpimos, pero esta vez tú pillas y yo me dejo pillar.